UN PASO A LA VEZ Y LA HISTORIA DE LA TORTUGA Y EL CONEJO
December 16, 2024“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”
Antonio Machado
Esta frase ha sido uno de mis mantras durante mucho tiempo. La aprendí cuando me encontraba en un momento de mi vida en el que parecía que no había tiempo para nada. Quería cambiar todo: mi trabajo, mi ciudad, mi forma de vida… sentía que si lograba transformarme completamente en otra persona, todo encajaría. Tenía la idea de que había que “llenar” la vida: estudiar, trabajar, entrenar… siempre haciendo, siempre corriendo. Pero en medio de todo eso, algo me decía que no era por ahí.
Fue en ese momento cuando comencé mi formación en la Gestalt. Un paso cada vez se hace el camino. Aprendí a escucharme, a detenerme y a moverme más despacio. Aprendí, al igual que la tortuga, a avanzar con cada paso, a darme permiso para parar, respirar y aceptar que no hay una meta o una forma única y correcta de ser o hacer.
El camino se hace mientras lo recorremos, y muchas veces el único paso que necesitamos es el que estamos dando en este mismo momento.
La sabiduría del sauce
A lo largo de este proceso, también aprendí del sauce, un árbol que sabe ser flexible. Aprendí a aceptar los desvíos, a lidiar con lo inconveniente, con aquello que no estaba planeado. El sauce no lucha contra el viento, sino que se deja llevar por él, sin perder su forma, solo adaptándose a las circunstancias. En la vida, los desvíos y lo inesperado pueden ser vistos como oportunidades para aprender, para crecer, y también para ser más suaves con nosotr@s mism@s.
Hoy me doy cuenta de que el lugar al que pensaba que quería llegar, en realidad, ya estaba dentro de mí. No había que buscarlo afuera, ni apresurarse para alcanzarlo. Lo único que necesitaba era estar presente, un paso a la vez.
Compartiendo el camino
Este espacio que quiero compartir contigo es como un refugio, un escondite donde, poco a poco, podamos ir explorando junt@s nuestras reflexiones y aprendizajes.
Seguiré escribiendo y compartiendo citas, pensamientos y vivencias. Y, mientras avanzamos, te invito a que tomes un paso a la vez, sin prisa, sin presión. Como el caminante de Machado, vamos construyendo nuestro propio camino.
Gracias por acompañarme en este proceso. Espero poder ser parte de tu camino y que, junt@s, descubramos que la meta no está al final, sino en el mismo caminar.
Te dejo la historia de la tortuga y el conejo.
La tortuga y el conejo
Había una vez un conejo muy rápido que se jactaba de su velocidad. Un día, desafió a una tortuga, conocida por su lentitud, a una carrera. El conejo, seguro de su victoria, arrancó con mucha rapidez, mientras que la tortuga comenzó a avanzar a su propio ritmo, sin apresurarse. A lo largo del camino, el conejo, confiando en su éxito, decidió descansar bajo un árbol, mientras la tortuga continuó avanzando, paso a paso.
Al despertar, el conejo vio que la tortuga ya estaba cerca de la meta. Intentó correr con todas sus fuerza, pero ya era demasiado tarde: la tortuga había llegado primero, avanzando pacientemente y sin dejarse distraer por la prisa o la competencia. Un paso a la vez.